

PUENTES
Yo dibujo puentes
para que me encuentres:
un puente de tela
con mis acuarelas.
Un puente colgante
de tiza brillante.
Puentes de madera
con lápiz de cera.
Puentes levadizos,
plateados, cobrizos.
Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles.
Y tú… ¿quién creyera?
No los ves siquiera.
Hago cien, diez, uno…
¡No cruzas ninguno!
Mas… como te quiero…
dibujo y espero
¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!
Poema de: El libro de los chicos enamorados ©Elsa Bornemann 2004, Alfaguara.

La historia nace de la combinación de distintas vivencias vinculares que fui transitando, donde fui reflexionando lo complejo que es relacionarse con un otro y que muchas veces las cosas no suceden por complicaciones que van más allá del deseo o el amor.
El disparador principal nace de una historia personal donde me vinculé con una persona y me enamoré profundamente, pero jamás me animé a exponer mis sentimientos por inseguridad y miedo a sabotear la complicidad que habíamos conseguido. Si bien parecía recíproco, con el tiempo nos distanciamos y el duelo para mi fue largo y sentido. Un día una amiga me dijo que sería muy triste que nos encontremos luego de muchos años y que esa persona me diga que estaba enamorada de mi. Por varios días esa suposición me quedó dando vueltas.
Por lo que ese fue el disparador principal para contar esta historia, buscando también explorar las complejidades que pueden nacer al momento de dos personas querer relacionarse. En este caso, el tiempo desaprovechado me parece muy interesante. Por más que los personajes se sinceren ahora, está más que claro que el tiempo ideal para ellas ya se ha ido y el amor correspondido no alcanza.
Otro aspecto que fui experimentando; es la diferencia de perspectivas de una misma vivencia, algo que me ha pasado más de una vez con todo tipo de vínculos. En este caso ambos personajes cuentan cómo vivieron y sintieron lo que pasó, ninguno está equivocado con lo que expresa y aún así no se logran encontrar en su discurso.
Por último, algo que motiva al proyecto (también a nivel grupal) es la perspectiva LGBTIQ+. Ya que si bien el cine cuenta estas historias, sentimos que muchas veces está atravesada por el trauma social y personal de salir del closet. “Sufrimos por amor porque también sufrimos socialmente”; si bien es parte de una identidad y desde esta identidad nos relacionamos, podemos y queremos poder protagonizar historias de amor (o desamor).
Las historias que reflejan nuestras luchas y dolencias en la sociedad son necesarias, no queremos que se dejen de contar. Pero relacionarse con otras personas de por sí es complejo para todo el mundo y nos gustaría ver otros protagonistas y explorar otras perspectivas de vivir la turbulenta experiencia de enamorarse.
En conclusión, encuentro en esta película un espacio y momento para retratar la particular manera de mirar a quien uno ama, como lo hace Mora, ahondando todas las dudas y preguntas que nos pueden surgir y también como Luna, poder de alguna manera confesar todos esos sentires, esas reflexiones de lo complejo que resulta vincularse y tener la posibilidad de ver a otras identidades protagonizando esas historias con naturaleza.
Anahí Giménez, directora.