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Luego de una década, MORA (33) se reencuentra con LUNA (32) su gran amor inconfesado de juventud, que volvió de visita a Argentina. 
Mora está casada, tiene 2 hijos y trabaja en una editorial. Luna es productora audiovisual y vive en Europa, viajando mucho por trabajo. 
Salen a cenar para ponerse al día tomando unos tragos. Durante la cena comienzan a contar el contexto de la vida de cada una: Luna habla de su trabajo y de que está feliz de poder volver de visita, Mora cuenta de su dinámica familiar y la maternidad. 
Luna le pregunta sobre su pareja y Mora le comenta que lo conoció en el mismo taller donde conoció a Luna, por lo que comienzan a rememorar esos momentos; la escena que ensayaban juntas y el buen resultado al que pudieron llegar. 
Luna elogia la compañía de Mora para actuar y reconocen que la conexión que tenían fue clave para el avance. 
Luna aprovecha para comentarle, como algo pasajero a Mora, que sintió atracción por ella. 
Mora se sorprende y empieza a indagar haciendo más preguntas y Luna insiste en que fue algo que tuvo que dejar atrás. Mora está impactada y no sabe qué decirle.
En el salón de teatro NICOLÁS (24) y MAGALI (22) ensayan una escena vincular, LUNA (25) y MORA (26) miran el ensayo con el resto de la clase. Se comentan cosas entre ellas acerca de los personajes y su relación. Al salir del ensayo Luna le pide a Mora que la espere para salir juntas. 
Al día siguiente, Mora y Luna ensayan su escena, una discusión intensa, frente a la clase. Luna comienza a llorar pero al avanzar el diálogo se tienta de risa y no puede continuar. Mora se acerca a abrazarla y la clase aplaude divertida. 
En otra clase, el profesor de teatro JOSÉ (35) guía una improvisación de contact, la clase está dividida en duplas. Va indicando que las duplas se unan a otra y por consecuencia vayan uniéndose en una única célula de gente. Mora visualiza a Luna del otro lado del grupo y comienza a acercarse con los movimientos, Luna le devuelve la mirada y la imita. Al encontrarse se quedan improvisando juntas y comienzan a bailar mientras el resto de la clase reaparece. Culminan su baile ambas con la cabeza apoyada en el hombro de la otra y el grupo reaparece alrededor. Jose da por finalizado el ejercicio y los felicita. 
En el living de una casa, es de noche, todos duermen en bolsa de dormir y colchones en el piso. Mora se despierta, se da vuelta y ve a Luna también despierta. Charlan en susurro y Luna invita a Mora a pasarse a su cama. Mora se pasa y duermen juntas. 
Al otro día, Luna está desayunando con el grupo, Mora pasa por detrás de ella y le toca el hombro para saludarla y Luna no se percata. Mora se preocupa. 
En una fiesta en el departamento de Magalí, en grupo beben alcohol y charlan divertidos,  Mora y Luna están muy juntas, afectuosas y desinhibidas entre sí. Se besan. 
Al otro día, Mora se despierta y recuerda la noche en fragmentos pero no recuerda el beso con Luna. Al encontrarse en teatro y Mora tímida comienza a evaluar a Luna, para intentar descifrar qué pasó la noche anterior.
Una tarde, Mora y Luna caminan por el bosque. Luna le pide a Mora que le muestre lo que escribió sobre ella y esta se niega. Luna divertida le saca la mochila y se aleja, Mora la persigue e intenta atraparla. Luna se pierde en el bosque y Mora preocupada la comienza a llamar. Mora comienza a correr buscando a Luna, encuentra su bolso en el piso y visualiza un puente donde Luna está del otro lado, inmovil. Extrañada comienza a caminar hacia ella y no llega nunca al otro lado. Le habla pero Luna no responde ni se mueve. 
En el restaurante, Mora aprovecha para ir al baño y allí se toma un tiempo para procesar la confesión de Luna, pero se agobia y angustia recordando cómo se sintió estando también enamorada de ella. 
En el puente aún, Mora se rinde y se sienta de su lado del puente. Tras un silencio, Mora le dice a Luna que no la comprende y que es muy confusa. Saca su carta y comienza a leerla. 
En el baño del restaurante, Mora recupera la compostura. Revisa su teléfono, ve una foto de sus hijos que le manda su esposo y le responde. Él le dice que está todo bajo control y le desea que la pase bien. 
Al regresar, toman un último trago y continúan hablando un poco. Mora analiza a Luna mientras la escucha y luego de unos minutos Luna le pregunta si se encuentra bien. 
Mora le dice que hace mucho no tomaba y que siente que el alcohol le afectó un poco de más. Luna le ofrece ir caminando hacia el departamento que está alquilando, ya que queda cerca del bar. Mora evalúa la propuesta, mira la hora y acepta. 
Al llegar al departamento, Luna comienza a hacer té y sirve agua para las dos. Mora mira la decoración del lugar y se comentan bromeando que es fea. Luna le ofrece el vaso de agua y Mora la enfrenta preguntando por qué la invitó a cenar. 
Luna no comprende a que se refiere y Mora insiste preguntando si la llamó para confesarse o para algo más. Tras Luna negar esas interpretaciones, Mora reconoce que ella también estaba enamorada, por lo que Luna se molesta y discuten reprochando actitudes del pasado. 
Luego de que la discusión se hace más incoherente y los reclamos más egoístas, dejan de discutir cuando se dan cuenta que están subiendo la voz, sin llegar a ningún lado.
Tras un largo silencio se acercan y se dan un abrazo. 
En el balcón, Mora y Luna toman té y comparten un cigarrillo. Se sinceran acerca de cómo se veían en aquel entonces y lo confuso que era cada momento para las dos. Mora le lee un escrito que tenía guardado sobre Luna. Se acuestan juntas. 
En el puente, Mora levanta la vista y ve a Luna moverse y se pone de pie y se queda quieta observando. Luna comienza a caminar hacia ella y Mora intenta hacer lo mismo. Se encuentran en el centro del puente y se miran en silencio. Ambas se dan media vuelta y se van. 

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